Tablada del Rudrón es una localidad del municipio de Tubilla del Agua. Al norte del pueblo, en un cruce de caminos del páramo que llega a Sargentes de la Lora, Jacinto Campillo excavó hace unos años una cista campaniforme. Hoy está abandonada a la intemperie y a su suerte, sin ningún tipo de señalización, por lo que es de temer su desaparición por el escaso porte de las piedras que delimitan el conjunto. Mide 11,9 metros de diámetro. Coordenadas: x:0431508 y:4732719.
¿QUÉ ES EL MEGALITISMO?
Desde el Neolítico hasta un momento indeterminado de la Edad del Bronce floreció en diversas partes del mundo, y en particular en la fachada atlántica europea, un modo de enterramiento monumental y colectivo. Los dólmenes, auténticos panteones funerarios, acogían durante cientos de años a determinados individuos (¿dirigentes tribales, familiares, religiosos...?), llegando a registrar osarios de gran importancia. Los ajuares funerarios son también variados, aunque casi siempre contienen herramientas de sílex, hachas pulimentadas, cuentas de collar y otros adornos, así como herramientas de hueso. La palabra megalito nos habla de grandes piedras, de las lajas que conforman el interior de los dólmenes. Normalmente hay una o varias cámaras (redondas, cuadradas, poligonales) comunicadas con el exterior mediante un corredor, que puede estar también adintelado. El conjunto se protegía con un túmulo de tierra, a veces con corazas de piedras, que daba solidez a la construcción. Como el dolmen tenía vocación de continuidad, el acceso se realizaba por el corredor (aunque a veces era por la misma cámara), que quedaba sellado tras cada enterramiento.
Pero el megalitismo no se agota en los dólmenes de gran tamaño y carácter colectivo. A la vez aparecen otras manifestaciones funerarias y conmemorativas que están relacionadas entre sí. Hay enterramientos individuales, algunos de pequeño porte junto a los grandes dólmenes. También se encuentran cistas (cajas formadas por varias piedras) y túmulos que no tienen estructura lítica. Los menhires, que son arqueológicamente "mudos", porque no transmiten información, también deben relacionarse con el megalitismo, aunque con gran precaución. Es fácil entender el vínculo entre dólmenes y menhires en lugares como Carnac (Bretaña francesa) o en lugares de gran acumulación megalítica. Pero a veces pueden ser confundidos con mojones históricos.
Lo que sí parece claro es que los dólmenes son marcas territoriales monumentales. Se trata de un enterramiento en positivo, todo lo contrario de la ocultación del cadáver, que pretende mostrar con orgullo el lugar de reposo de los antepasados. Aun a riesgo de caer en la especulación, cabe hablar de hitos geográficos, tal vez vinculados con recursos naturales o simbólicos (lagunas, pastos, tierras de cultivo...). Aunque tradicionalmente se ha hablado de que los megalitos están en lugares dominantes del paisaje, la realidad es mucho más compleja, y en muchos casos se mimetizan con el entorno. Sin embargo, casi todos tienen en común su buen dominio territorial (lugares para ver, más que para ser vistos).
Desde el Neolítico hasta un momento indeterminado de la Edad del Bronce floreció en diversas partes del mundo, y en particular en la fachada atlántica europea, un modo de enterramiento monumental y colectivo. Los dólmenes, auténticos panteones funerarios, acogían durante cientos de años a determinados individuos (¿dirigentes tribales, familiares, religiosos...?), llegando a registrar osarios de gran importancia. Los ajuares funerarios son también variados, aunque casi siempre contienen herramientas de sílex, hachas pulimentadas, cuentas de collar y otros adornos, así como herramientas de hueso. La palabra megalito nos habla de grandes piedras, de las lajas que conforman el interior de los dólmenes. Normalmente hay una o varias cámaras (redondas, cuadradas, poligonales) comunicadas con el exterior mediante un corredor, que puede estar también adintelado. El conjunto se protegía con un túmulo de tierra, a veces con corazas de piedras, que daba solidez a la construcción. Como el dolmen tenía vocación de continuidad, el acceso se realizaba por el corredor (aunque a veces era por la misma cámara), que quedaba sellado tras cada enterramiento.
Pero el megalitismo no se agota en los dólmenes de gran tamaño y carácter colectivo. A la vez aparecen otras manifestaciones funerarias y conmemorativas que están relacionadas entre sí. Hay enterramientos individuales, algunos de pequeño porte junto a los grandes dólmenes. También se encuentran cistas (cajas formadas por varias piedras) y túmulos que no tienen estructura lítica. Los menhires, que son arqueológicamente "mudos", porque no transmiten información, también deben relacionarse con el megalitismo, aunque con gran precaución. Es fácil entender el vínculo entre dólmenes y menhires en lugares como Carnac (Bretaña francesa) o en lugares de gran acumulación megalítica. Pero a veces pueden ser confundidos con mojones históricos.
Lo que sí parece claro es que los dólmenes son marcas territoriales monumentales. Se trata de un enterramiento en positivo, todo lo contrario de la ocultación del cadáver, que pretende mostrar con orgullo el lugar de reposo de los antepasados. Aun a riesgo de caer en la especulación, cabe hablar de hitos geográficos, tal vez vinculados con recursos naturales o simbólicos (lagunas, pastos, tierras de cultivo...). Aunque tradicionalmente se ha hablado de que los megalitos están en lugares dominantes del paisaje, la realidad es mucho más compleja, y en muchos casos se mimetizan con el entorno. Sin embargo, casi todos tienen en común su buen dominio territorial (lugares para ver, más que para ser vistos).